EL SADOMASOQUISMO DE LA ADAPTACIÓN


Hace unas semanas acudí al cine para ver la adaptación de la novela “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”. El libro, segunda parte de la trilogía de Stieg Larsson, es de una complejidad argumentativa notable. Una trama que gira en torno a la trata de blancas, las mafias y el tema central de la saga: el maltrato a las mujeres y esos hombres que no solo no las aman, las odian. Al son del tema bailan un sinfín de personajes cuyos puntos de vista se van alternando en la novela, tantos son que durante la lectura se llega a perder el hilo de quien es quien, efectivo, pero muy complejo.

¿En qué se traduce esto a la hora de la adaptación? En que la mitad de los personajes desaparecen del mapa, en que esa trama elaborada y compleja es reducida a su mínima expresión, a que no es de extrañar que aquellos que no han leído el libro con anterioridad se queden fríos y que los que lo han hecho queden decepcionados.

La película no está mal llevada, los temas centrales del libro están presentes, los dos personajes quedan bien definidos y caracterizados, pero hay algo en el proceso de adaptación que se queda por el camino; el alma de la obra. Y digo yo: ¿No será que hay libros que no se pueden adaptar? ¿no será que hay historias, personajes y momentos que no pueden ser mejor en la pantalla que en nuestra propia imaginación como lectores?. El caso es que esa imaginación nunca parece quedar satisfecha y nos pirramos por ver adaptado al cine aquello que tanto hemos disfrutado elaborando en nuestra mente, la mayor de las veces únicamente para quedar decepcionados, pero no lo podemos evitar, es una relación amor-odio.

Hay excepciones (pocas) en las que el film supera la novela, véase el caso de El padrino de Mario Puzo o “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, que palidece ante el poder narrativo de Apocalypse Now. Pero la calidad no importa mientras halla demanda y la hay. Bien lo saben en la industria cinematográfica, que no dejan pasar oportunidad de adaptar todo lo adaptable, conscientes del filón que supone y de paso, del poco esfuerzo creativo que acarrea. Porque incluso aquellos que criticamos somos los primeros en caer en la tentación.

Kent Follet siempre dijo que nunca permitiría que su exitosa novela “Los pilares de tierra” fuera adaptada, que le haya hecho cambiar de opinión o mejor dicho, que cantidad monetaria habrá influido en su cambio de parecer no ha sido revelado, pero no solo se hará película, también serie. Por si no querías caldo, toma dos tazas. Me da pánico solo de pensar en el destrozo que harán de una obra de semejantes dimensiones y cantidad de personajes. Y sin embargo no puedo esperar para verla. Ya digo: sadomasoquismo puro.

2 comentarios:

Txema Hyde dijo...

No sabía que Ken Follet dijo eso. Seguro que la adaptación de "Pilares de la tierra" defrauda también, lo típico, se centrará en las espadas y no tanto en los personajes.
Me has hecho pensar en una cosa, ¿el cine se está rebajando a puro merchandising de la literatura? Ya que son medios totalmente distintos y si es cierto que cuando hay película el libro se vende más. Es cómo hacer un spot de hora y media sobre el libro y que además te paguen por ello.
Otro tema ya es el de la originalidad... ¿dónde estas los guionistas? Ah si, escribiendo novelas,

Ana dijo...

Estoy deacuerdo contigo, eso daría para otro post xD. Me revienta especialmente cuando, después del estreno de la adpatación de turno, se cambia la portada del libro por la de la peli. Puro marketing! me parece horrendo, pero les funciona a las mil maravillas.

Y lo de la originalidad...pues ya sabes donde estan los guionistas..haciendo series! ahí es donde se ve que la gente también quiere material nuevo, originalidad, que le cuenten algo que no sepa. Es un círculo vicioso, queremos ideas originales pero a la vez premiamos lo poco original, con lo que no se potencia que se lo curren más...en fin, un pisto xD

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